viernes, 20 de abril de 2012

"Sensations PreIM& Pre1/2IM" por Guser

Son las 4 de la mañana. No he necesitado esperar a que suene el despertador para estar en pié, lo cual es un claro indicativo de que mi aparente tranquilidad, es pura fachada.
Empiezo a ser relativamente consciente de que ha llegado el momento. Para mí es un día importante. Quizás desde fuera parezca una banalidad, pero yo he depositado muchas ilusiones e invertido muchas horas para fracasar ahora. Fracaso… ¿Qué sería para mí un fracaso? Para mí fracasar sería no haber llegado aquí, o no terminar si no es por causa mayor. Pero lo cierto es que esto no es un reto individual. Familia, amigos, conocidos… Muchos están al corriente y te acompañan en cierta medida. Todos ellos esperan que hagas algo grande, que mejores tus tiempos, que ganes a tus amigos, o tener una anécdota que contar a terceros.
Todo ello, contribuye a incrementar la presión y buscas en tu interior por esa sensación de fortaleza que por alguna razón consideras que debes sentir antes de enfrentarte a un reto físico tan importante. Pero no hay nada. No te sientes fuerte, ni flojo, solo una sensación extraña que te esfuerzas por canalizar de forma positiva.

Te disfrazas de triatleta, revisas lo revisado 100 veces antes y vuelves a revisar, con la sensación de que algo te estás dejando (y probablemente sea así…). Desayunas lo que consideras conveniente, también con dudas… es la única comida del día, ¿Estaré comiendo lo adecuado? ¿Será poco, mucho? Bebes y vuelves a beber. Son solo las 5 de la mañana pero tienes que quedar con tus amigos, e ir a la zona de boxes a preparar y revisar el material.
Hay que pasar por el baño. No es opcional, o voy ahora, o luego será un problema. Llevo pasta en la tripa de una semana y ahora un abundante desayuno… No hay forma y esto implica necesariamente pasar posteriormente por esa cabina de plástico que acumula las desgracias de otros 2000 triatletas con la misma incapacidad. Que sea como tenga que ser, pero no quiero más elementos que temer en la carrera.

Caminas hacia boxes. Literalmente miles de triatletas enfundados en sus trajes de neopreno transitan por las calles. Aun es noche prácticamente cerrada y la imagen es realmente curiosa. Gestos serios, que esconden los mismos temores y ambiciones que tú. Por alguna razón en ese momento consideras que seguramente eres el menos entrenado y con menos posibilidades, aunque tus tiempos digan lo contrario.

De nuevo nervios al encontrarte con la bici. Por favor que no haya problemas técnicos… Por Dios que no pinche… Que no se me rompa la válvula ahora… Aquí los nervios llegan a su momento álgido, porque ya no queda nada. En cualquier momento van a llamar para salir de boxes.
Te centras en recordar donde está tu bici para encontrarla después con facilidad y colocar las bolsas de la transición en algún punto donde sea difícil que se caigan. Pero tus esfuerzos son en vano. Apenas recuerdas tu nombre, como para pensar en localizar una bolsa entre 2500.
Por fin llegas a la playa, en mi caso con mis dos compañeros y amigos Luis y Kike. Compartimos los últimos comentarios de aliento y dudas acerca de la mejor posición para salir. Mis pulsaciones en reposo son de 38 y ahora están en 90. Imposible apreciar en otro escenario tanto nervio contenido bajo rictus serios que se presupone debemos mostrar los hombres de hierro. Pero ahora ya si, por fin, esos nervios comienzan a convertirse en energía positiva y si bien sigues teniendo esa misma sensación de incertidumbre, es mayor la determinación y las ganas de disfrutar de este, tu momento. Un momento que independientemente de lo que signifique para los demás, para ti implica redefinirte como persona. Si puedo con esto, podré con cualquier cosa.

PUMMM!

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